Significado:

"Ahora mismo, el ser humano, debe hacer un gran esfuerzo en comprender y aceptar los fundamentos por el cual, la energía sigue su propio proceso; el proceso del pensamiento. Pues como ya hemos visto, parece ser, que no solamente la Tierra es una escuela en donde nosotros vivimos, sino que, además, es la galaxia el lugar por el cual, los seres que procesan dimensiones perfectas, aprenden y se desarrollan, investigan, viven, aman, mueren y se transforman, intentando adaptar su forma física a mayores y mejores formas por donde la luz, se pueda manifestar cada vez con menores inconvenientes".


Hulupa D´hära VI. Adhams y la doncella.

Los libros Hulupa D´hära, son el producto de la canalización telepática a través de las Huestes del Plano de la Luz, en colaboración con la Fraternidad o Confederación Cósmica y Universal. Su difusión debe ser gratuita, ya que, nos pertenece a todos por derecho de nacimiento.

Estas seis historias, nos corresponden como legado mismo, habiéndose perdido su singladura a través de los tiempos. Para entender el conocimiento que nuestros Hermanos del espacio nos quieren transmitir, deben ser leídas ordenadamente.

Así mismo, quedan reservados los derechos al autor de la obra.

lunes, 9 de mayo de 2016

Los frutos de la codicia.


Se cuenta que en cierta ocasión, hubo un grupo de agricultores que se reunieron para celebrar un concurso. Dicho concurso consistía en competir a ver quién podía ofrecer los cítricos más grandes y jugosos. Entre ellos, llegaron agricultores de comarcas muy lejanas que gustosamente acudieron al concurso. 

Para sorpresa del jurado, las frutas mas grandes venían de tierras muy lejanas. 

Una vez concluida la ceremonia, partió en secreto un pequeño grupo de agricultores hacia esas tierras, ya que, el objeto de todo esto era conseguir la obtención de las variedades más grandes y de mejor calidad.

Cuando llegaron y una vez hubieron hallado los cultivos, procedieron al robo de ramas de los naranjos, para luego, hacer los injertos y así, obtener esas grandes variedades en sus propios campos. Se cuenta que de camino de vuelta, mostraban las ramas a todos los viajeros que se cruzaron con ellos mientras reían y se mofaban de sus propias fechorías.

Después de hacer los injertos correspondientes y dar los primeros frutos, observaron que las naranjas, aunque eran grandes, tenían ciertas anomalías. Es decir, que contaban con una bacteria que ellos desconocían y que se habían traído de aquellas tierras lejanas en el interior de las ramas. Lógicamente, no podían luchar con algo que nunca habían tenido y que desconocían completamente. Sin embargo, para seguir experimentando solamente tenían una posible salida, que consistía en volver a aquellas tierras lejanas para ver como hacían allí para luchar contra ese tipo de plaga.

Se conoce, que al final de muchas luchas y tras obtener grandes variedades, aquellos agricultores nunca volvieron a ser los mismos. Se habían vuelto más brutos, vilipendiadores y desconfiados. Y desde luego, por todo lo que habían estado luchado, ello no les reportó ninguna felicidad. De ahí, el dicho de que el ladrón cree que todo el mundo es de su misma condición.




A veces, creemos tener el control de todo lo que acontece en la vida. Pero nada más lejos de la realidad. Pues Todos somos discípulos y así, experimentamos. Nadie es más que nadie, sino que cada uno está en su nivel de evolución y obtiene las experiencias que necesita para su propio aprendizaje. 

A veces, tenemos la impresión de haber llegado al cielo, hemos besado las nubes y volvemos a la tierra para seguir sometiendo a lo que allí hay. Pero llegará un momento que algo o alguien nos pondrá en el lugar que nos corresponde. 

A veces, juzgamos a los demás de ser culpables de nuestras propias acciones, pero al final, la vida se encarga de poner cada cosa en su sitio.

El camino no consiste en ser mejor que nadie, sino en estar libre del fruto de toda acción. Pero la decisión es nuestra.